La censura cinematográfica durante el Franquismo
miércoles, enero 26, 2011 | Author: Nayara

Este es el tema que he elegido para efectuar mi trabajo de investigación. Mi objetivo es esclarecer hasta qué punto la censura en el cine contuvo la imaginación de los cineastas.

La envergadura que comprendió esta censura fue desproporcionada, pues ningún género se libró de los recortes. En los años 40, más de quinientas películas tanto extranjeras como nacionales fueron mutiladas, unas por mostrar el desnudo, otras por incitar a la homosexualidad y otras por ridiculizar a los agentes de policía.

Los censores buscaban y rebuscaban para hallar en la secuencias cualquier pequeñez y volverla retorcida.

La censura se dio especialmente en dos temas; política y sexo. La primera por supuesto, con el fin de que el pueblo no despertara y se sublevase en contra del sistema. Por ello, el cine se usa con la intención de implantar la ideología y está rotundamente prohibido hacer alguna referencia a la Guerra Civil. En cuanto al sexo, pasó a convertirse en un tema tabú, ya que al considerarse el Estado como católico, todo tema relacionado con el asunto sexual era restringido. El mayor número cortes en los filmes afectaban a la anatomía.

La peor parte de la censura se origina con Carrero Blanco en cabeza, donde se da la autocensura de los cineastas. En este momento las películas extranjeras se cambian por completo, un claro ejemplo de esto lo encontramos en Mogambo, canciones para después de una Guerra y en Doce del patíbulo.

No fue hasta 1977 que se abolió la censura del cine bajo el mandato de Adolfo Suárez. Pero no llegó a desaparecer, ni siquiera durante la Transición, esto se ve claro en el crimen de Cuenca (1979) de Pilar Miró.

A pesar de todos los obstáculos y aunque pensemos que esta censura fue nociva para el aumento de la creatividad, tenemos que pensar que estas restricciones sirvieron para potenciar esta imaginación. Cuanta más censura había, más ingeniosos se volvían los artistas para crear, disimular sus mensajes y burlar la censura.

Por ejemplo, Berlanga, en su película Bienvenido Mr. Marshall, se las ingenia para hacer una crítica a la situación de España, pero de tal forma que parezca una divulgación española. De ese modo consiguió pasar la prueba de la censura sin que se descubriera la simbología que detrás contenía el filme.

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